martes, 23 de julio de 2013

YUCATAN (CARIBE - MEXICO)

Cualquiera que me conozca medianamente bien, sabe que tengo lo que se conoce como "culo de mal asiento" y por ende nunca elijo un destino vacacional puramente playero y es que eso de tumbarme al sol cual lagarto no va conmigo, yo necesito emociones, contrastes y cascadas de cultura. Por eso cuando me ofrecieron en la agencia de confianza ir al Caribe me negué en rotundo.....qué demonios hago allí tantos días? a lo que mi agente contesto: hay muchas formas de viajar al Caribe y tengo la ideal para tí.
No sé como me dejé liar, pero una semana después aterricé en Mexico y después de un par de horas de autobus llegaba a Yucatán, las once de la noche hora local, seis de la mañana hora española, donde me recibian con un delicioso Margarita que tome de un solo trago......y tengo que admitir que la experiencia que comenzaba aquí supero mis flojas expectativas.

Al margen de tener unas playas paradisiacas como por ejemplo Playa Paraiso, me di un gran baño de cultura Maya y es que en la zona hay nada menos que 1.400 yacimientos arqueológicos, algunos tan conocidos por el vulgo como Chichén Itzál y su majestuosa pirámide y otros menos famosos pero no por ello menos espectaculares como Tulúm o Cobá que hicieron creerme por unas horas Indiana Jones en versión mujer y a la española.


Como paraiso natural he de decir que no tiene precio, tiene manglares, rios subterráneos, el segundo arrecife de coral más grande del mundo que hará las delicias de cualquier buceador, cenotes de belleza inigualable y una gran variedad de fauna que hacen que la visita a la Península merezca mucho la pena.
Tuve la oportunidad de nadar con delfines y pelícanos, toparme con monos araña, pitones, tapires o algo parecido, tarántulas y hasta sostener en la mano un mágico y diminuto caballito de mar que se cruzo en mi camino mientras me bañaba.

 
Si hay que ponerle un pero y yo por mi forma de ser se lo pongo a todo, es la gran cantidad de mosquitos hambrientos (allí llamados moscos) que harán de tu viaje una particular tortura con olor a Relec, pero ya sabeis lo que se dice: nada en esta vida es perfecto y el Caribe no iba a ser una excepción.
En definitiva, el viaje más hortera de mi vida se convirtió en otra pequeña e inolvidable aventura para contar.